viernes, 22 de agosto de 2014

No sin mi Ventolín


Oh Dios Mio (Chandler Bing). Si alguna vez he creído que estaría a las puertas de la muerte... ha sido esta mañana.

¿Un poco exagerada? Puede que sí, pero los que tengáis asma lo entenderéis. Ayer por la noche tras todo el día de estar con Tesla (nuestro gato), noté el típico principio de ahogo y fui a coger mano de mi ventolín, bendito sea entre todas las cosas, y al hacerme el puf, vi, para mi desconcierto y con un poco de pánico, que no le quedaban pufs, y por muchos pufs que yo intentara darle, de allí no salía na de na, más seco que un gremlin bien educado.

Tarde en dormirme, en parte por leer y en parte por medio ahogo, pero no fue gran cosa y sobre las cuatro de la mañana me sumergía en los brazos de Morfeo (el del sueño, no el de Matrix), pero... ¡OH! pero.... Situación:
8:14 horas de la mañana, no me había levantado tan temprano en todo el verano por mí misma.
¡Me ahogo! No me entra aire... vamos a ver si sonándonos los mocos consigo algo - nada.
8:15 horas me levanto de la cama, puede que incorporada entre más aire que tumbada, que todos sabemos que todo se aplasta, nada que no, que me ahogo.
8:16 horas vamos a refrescarnos la cara, a ver si con el H2O, me despejo o absorbo el 2O de algún modo, pasa de la piel a los pulmones, la cara lavada pero me ahogo.
8:17 voy a la cocina, mis pitidos en los intentos de tomar alguna cantidad de aire están amenazando con despertar a to quisqui.
Bebo agua... nada.
Me tomo la pastilla de la alergia, tonta de mí, eso tendría que haber sido la primera opción, pero no me lo tengáis en cuenta, no me llega mucho oxígeno al cerebro.
Esperanzanda con la pastilla me voy al salón, a ver si me tranquilizo. El gato en su ignorancia, de que es él quien me provoca la alergia quiere mimos y me persigue a donde voy.
8:30 horas empiezo a entrar en la sección miedo... ni con la pastilla ni con nada, que me ahogo, que cada vez me entra menos aire, cojo el ventolín y como si del mando a distancia cuando le faltan pilas dándole unos golpes se consiguiera que por alguna intervención divina funcionara, le doy unos rejostios al ventolín esperando que salga algo de ahí dentro que me de respiro, nunca mejor dicho... NADA.
8:45 horas totalmente hiperventilada, mareada, muerta de sueño (que eso, parece que no, pero tiene mucha importancia, yo hasta las ocho de la tarde no razono con coherencia, que soy de las de dormir muuuuucho, y claro, así me pasa, que la lógica se me olvida). Bien, ha llegado el momento de entrar en modo pánico.
Me visto, me planto una pinza en la cabeza, por no ir con los pelos de bruja y me voy corriendo (más quisiera que poder correr...) a la farmacia.
9:00 horas ¡MIERDA! en la calle que cruza con la mía, hay una farmacia... ¡¡¡¡pues están de vacaciones!!!! Vengaaaa vamos a por la otra, no es que esté especialmente lejos, es bajar toda una calle, que tampoco es larga como la calle Alcalá de Madrid, pero tiene su aquel, y recordad que me estoy ahogando, cualquier segundo es crucial para que no termine desmayada en mitad de cualquier parte.
9:10 horas casi no puedo hablar:
-Un ventolín ¡aufh! ¡aufh! ¡aufh! - esos son mis esfuerzos por respirar que no me he apuntado a un casting para 300.
La de la farmacia que no me oye, pero viendo mi tono azulado parece que comprende y me saca mi amado ventolín, no me he avalanzado sobre ella y se lo he arrancado de las manos y me he metido un puff mágico de milago, pero NO, ¡aún no! Tengo que pagar y sólo llevo la tarjeta...
-No cobramos con tarjeta un importe menor de diez euros - Me dice mientras se la entrego y en ese momento pienso, te has librado de que no pueda hablar, pero te vas a cagar igual, porque ya esta, he llegado al limite, me tiro al suelo y que llamen a una ambulancia, a ver si así me cobra o no, pero antes de que pueda montar el espectáculo me dice, comprensiva, pero no sin antes preguntar a la jefa - te lo cobro, pero ya lo sabes para la próxima.
Y a mi que no me gusta que me den lecciones, me pongo toda digna y le digo entre pitos y susurros:
-Unas pulseras infantiles para los mosquitos - en realidad ha sido más bien "pulseras" señalando la muñeca, luego gesto de persona bajita y luego "mos" con gesto de cosa voladora, menos mal que me ha entendido porque no me queda fuelle pa mucho más.
-No, da igual, que te lo cobro - me dice como pidiéndome disculpas.
-¡Que no! Que las necesito, ¡leñe! - un día de estos el orgullo me va a matar, puede que este sea ese día... ya paso de los diez euros, pago, y me he metido dos peazo de cacho de puffffsss que no se los salta un gitano, los ángeles han cantado a mi alrededor una hermosa melodía, las nubes han dejado paso a los rayos del sol, (esta nublado con anuncio de tormenta, pero yo os digo que ha salido el sol), la hierba fresca ha florecido bajo mis pies.... bueno, os imaginais la situación, ¿no?, ¡alivium sumum est!
Ahora ya se me esta bajando el efecto mareo como si me hubiera tomado seis martines blancos solos, y se me ocurre que podría haber pedido directamente tres ventolines y tener de repuesto, pero como digo, el riego sanguíneo no me llegaba al cerebro demasiado bien.

Ya puedo volver a hacer vida, volver a acariciar al gato y vivir feliz, que no me vuelva a pasar, ¡por Dios!
NO SIN MI VENTOLIN

miércoles, 20 de agosto de 2014

Cómo sobrevivir a un marido que te quiere: Cap 1

Cómo sobrevivir a un marido que te quiere: Capítulo 1 ó El camino que debe recorrer el vasisto del Yogur.

Una mañana cualquiera suena el despertador a las ocho de la mañana, dejas que vuelva a sonar un par de veces, es invierno y se esta tan bien acurrucada en la cama, envuelta en el edredón, cuando te sientes preparada, sacas un pie y buscas con el dedo gordo la zapatilla para no tocar el frío suelo tan temprano.

Sigues tu rutina, vas al baño, haces pipí, te lavas la cara, te miras en el espejo y piensas de todo, desde quien es esa desconocida ojerosa que me devuelve la mirada, o hoy tengo el guapo subido, o hoy puede ser un gran día prohibido joderlo, o simplemente no piensas en nada porque, aunque tu cuerpo está físicamente presente, tus neuronas siguen en la cama sobre la almohada. Te metes en la ducha, si tienes tiempo o eres de las que necesita una ducha para despejarte por las mañanas, o como decía mi madre, te lavas el sobaquillo para no ir cantando la Traviata, que en música es preciosa, pero en un cuerpo femenino no queda bien (y en uno masculino tampoco, todo hay que decirlo). Sigues con la rutina, te maquillas o no, según el día y los ánimos, peinarte (iba a decir o no, pero aquí es imperativo, el look león de la metro golwing mayer no esta aceptado socialmente, que mínimo que un cepillado), un poco de cremita, de la barata (que ahora han dicho que es de lo mejorcito y yo comprándola desde hace tiempo y sin saberlo...) y a vestirnos. Si eres de las mías, abrirás el armario y dirás... esto mismo... poniendo esmero sólo en procurar no combinar rayas con lunares y poco más, soy un poco cajón desastre, la cuestión es vestirse, por aquellas cosas de que el nudismo no está bien visto y además en invierno es contraproducente, diez de cada diez médicos recomiendas hacerlo par ano pillar una pneumonía y diez de cada diez policías también, para no tener que detenernos por escándalo púvico.

Vas a preparar el desayuno, en ese momento ya vas más despejada y te vas dando cuenta de lo que te vas cruzando por la casa, pero no lo suficiente como para sacarte de tu propósito, tienes toda una mañana de cosas por hacer por delante. Pero en ese momento lo ves, y es como una patada en toda la retina, un tatuaje ocular que duele:
El vasito de yogur del desayuno de tu marido esta ahí, tirado, con descuido, con la cucharilla sucia medio dentro medio fuera, manchando a su vez la encimera, con la tapa vuelta hacia abajo del lado de los restos, así que habrá quedado pegada y antes de ponerte a preparar tu propio desayuno, tienes que recogerlo, reciclarlo, hay que ser ecológicos, coger el estropajo y fregar la encimera, que ya puestos la limpias entera, ¿qué son dos minutos más, no? nosotras tenemos una maquina del tiempo que no compartimos con ellos, y lo que para ellos son un minuto de tiempo para nosotras es media hora...

Es entonces cuando te paras y te preguntas ¿Porqué? ¿Es que el recorrido de la encimera a la basura es más largo para él que para mi? ¿Es que se ha levantado con el tiempo tan pegado al culo que de verdad esos segundos le eran de vida o muerte? (añado de paso, que los dos segundos que se tarda en llevarlo a la basura para nosotras NO son dos segundos, ya son minutos, porque como habéis visto se han ensuciado cosas que del modo correcto no se habrían ensuciado y habríamos ahorrado tiempo y energía los dos... pero tampoco me voy a poner quisquillosa....).

Y decides hacer la prueba. ¡No le voy a decir nada, aunque me envenene por dentro, no le voy a decir lo del yogur (conversación que seguramente no fuera la primera vez que se mantuviera...), no me voy a enfadar, simplemente no lo voy a recoger, a ver que pasa!

¿Qué pasa? ¡¿QUÉ PASA?! Pues que al cuarto día ya no podemos más, al lado del primer vasito de yogur hay otros tantos, con sus respectivas cucharillas y sus respectivas tapas pegadas del revés y puede que incluso, dándose cuenta de la imposibilidad de seguir llenado la encimera con más vasitos, porque ya no le queda espacio, hay invadido también la mesa de la cocina.

Tú estás que te tiras de los pelos y él está tan satisfecho, contento de tener donde dejar sus vasitos, sabiendo, porque lo haces tú, que de algún modo y de forma mágica, algún día llegarán a la basura y desaparecerán, no está preocupado, no sabe la que se le viene encima esa noche cuando vuelva a casa y tenga el desafortunado tino de coincidir conmigo en el mismo espacio al mismo tiempo....

Lo mismo que os cuento con el yogur ocurre con un sin fin de cosas, y todas relacionadas con el desayuno, por lo visto es un extenso mundo de posibilidades las que nos ofrece y todas con idéntico resultado, o cedes y lo recoges o se puede acumular toda una vida y no hacen nada para evitarlo, a no ser que se llegue al extremo de no recoger el vaso del café o del cola cao, para los hombres amantes del chocolate más que de la cafeína, y que un día diga como de pasada, "no hay ni un sólo vaso limpio en toda la casa", quedarse extrañado y simplemente abrir el grifo y beber directamente de el o ¡¡aparecer con una caja nueva, todo contento, con seis vasos nuevos a estrenar en el interior, que acaba de comprar!!!Pero recoger el vaso y llevarlo a la pila, ya no digamos fregarlo, eso pertenece a la dimensión desconocida de otra mente no masculina.

Como Sobrevivir a un Marido que te Quiere

Todas las mujeres tenemos cosas en común, nos gusta el chocolate, o no, nos gusta cocinar, o no, nos gusta ir de compras, o no, pero algo que tenemos en común por encima de todo, es un hombre en nuestra vida, puede ser el marido, el padre, el hermano, el novio, el ligue de turno, pero ahí esta: el hombre.

Ahora mismo me voy a centrar en mi marido, si estas casada te sentirás identificada, con un matiz aquí o allí, pero seguramente te veas, si es el novio pero vivís juntos es lo mismo que estar casada y si compartes hipoteca pa que más, si sólo es novio pero residentes uno en Tomelloso y otro en Torrelodones, lo vivirás, si estás divorciada dirás "este es uno de los motivos del divorcio" y si estás viuda los echarás de menos. Pero en todos y cada uno de los casos, lo reconocerás y supongo que indentificada te sentirás (y rimando que me ha salido).

¿Son todos los hombres iguales o a mi me ha tocado el gordo de navidad, con Papá Noel incluido y el sorteo del niño? Que yo sé que me quiere (y yo a él, no hay que decirlo, si no, con el caracter que yo tengo... aunque ya veréis como él también tiene el suyo, pero no lo muestra... lo guarda sólo para mí... ¿Para hacerme sentir especial?... mejor no contesto a esto), que yo se que no siempre lo hace con mala intención, es que él es así, la frasecita se las trae... es así... y yo soy asá ¡no te jode! ¿eso que quiere decir? ¿que son lentejas? pues me niego a creerlo, la esperanza es lo último que se pierde, y tengo la firme esperanza de que a lo mejor a los noventa años ya no me haga ciertas cosas o al menos que me importen un pepino en comparación con la artrosis o llevar un pañal para dormir, y sobrevivir así a un marido que me quiere.

Muchas de las cosas no tienen mayor importancia normalmente, esos días que te levantas con el pie derecho, que te miras en el espejo y te ves el guapo subido, que el sol brilla, las nubes se levantan, los pajarillos cantan... Pero hay días.... hay días en los que lo estrangularías con saña y con gusto, con premeditación y alevosía, vamos que cualquier jurado decente te declararía inocente por enajenación mental transitoria con motivos.

Muchas veces con compartirlo con otras mujeres es suficiente, se crea un compañerismo tetil fuera de toda duda, unidas contra un enemigo común, al que despellejamos sin piedad, y le echamos la culpa, incluso, del calentamiento global, aunque el pobre use roll-on y recicle. Otras veces decides pasarlo por alto porque... ¿Para que discutir? y otras dices... pues lo voy a escribir en el blog, ¿porqué? por que yo lo valgo, (ya le dejaré que ponga la réplica... si se atreve... aunque no creo que yo le dé demasiados motivos... ya sabéis, soy toda calma, amabilidad, amor y ternura... ¿qué motivos podría darle yo? amos, amos...), así que iré por capítulos, es que si os lo tengo que poner tooooodo en una sola entrada.... escribo directamente un libro...

Primero, antes de meterme en materia os tengo que contar una pequeña cosita... sé que mi marido no es el único que sabe como meter la pata hasta el fondo, y el mejor ejemplo que tengo es que su progenitor, es decir, su padre, ya tiene un talento innato para estas cosas, y claro... lo debe llevar en los genes... (espero que se salte una generación y mis hijos no lo tengan o que estos hayan salido a mi...), el día que me contó esto creí que me moría y aún no entiendo como sigue vivo:
Resulta que en la época en la que se conocieron mis suegros, aquellos años en los que aun iban en burro, con alpargatas y Jesucristo rondaba por la tierra.... hace siglos, vamos; no había internet, ni móviles, ni mucho menos whatsapps, así que mi suegra en un alarde de romanticismo, le mandó una carta de amor... oohhhhh (todos enternecidos, que tiempos más bonitos), sí, muy bonito... ¡hasta que mi suegro se la devolvió con la respuesta y la carta llena de rojo con la corrección ortográfica correspondiente! Mi suegra no volvió a escribir una carta en su vida y mi suegro sólo las recibe por parte del banco, pero siguen juntos.... misterios de la vida, porque os aseguro que aprender, no ha aprendido, si le manda ahora otra carta, se la volvería a corregir....

Con todo mi cariño, te lo dedico mi amor... (tengo los dientes cerrados....), porque ya que no vas a aprender, y dudo que vayas a cambiar, al menos te rías un rato de lo que me haces pasar por amor.

Tarde de cine o porqué he dejado de fumar

Hoy, después de sopesar la economía que nos queda para llegar a fin de mes, hemos decidido ir al cine, nos encanta el cine, a los cuatro de casa, si pudiera iría mínimo, un par de veces por semana, me gusta la pantalla grande, el sonido atronador, las luces apagadas, los butacones, y como no, las palomitas, porque, que es un cine sin una caja (ya no son bolsas desde hace siglos, si aun piensas en "bolsa de palomitas" quizá deberías volver a ir, porque tu última película en pantalla grande, debe haber sido... Mogambo... que, aunque muy buena, no es demasiado actual), de palomitas con su coca-cola (¿esto es hacer publicidad?... bueno... refresco de turno...). Hemos ido hoy porque las entradas están más baratas, cuatro euros con cincuenta, ahí es nada, que los cuatro ya son dieciocho euracos, más las palomitas (en lo demás he hecho trampa... shhh... me he metido en el bolso, fresquito de la nevera, una botella de agua y una de coca-cola... me siento toda una delincuente, llamadme tonta, pero me cuesta hacer estas cosas, me siento.... pues eso, como una delincuente, como una vez que al salir del super empezó a pitar la puerta y yo en lugar de quedarme tan tranquila, solté las bolsas y levante los brazos, mi marido se quería morir, casi hace como que no me conoce... obviamente yo no había robado nada y acababa de pagar la compra, pero yo me sentí como si a la salida me esperara un semicírculo de policías con las armas preparadas, no había hecho nada, pero te sientes como tal, o como cuando vas conduciendo, siguiendo las señales, sin pasarte ni un kilómetro hora de lo que marcan, con el cinturón puesto, sin llevar el móvil, pero es pasar por uno de los puestos de carretera en los que paran a los coches y te sube un no se qué, que qué se yo, por el estómago, que creo qué me van a parar y me meterán una multa de esas que te dejan sin sentido y me van a dejar sin puntos en el carnet, y eso es terrible, soy de las que busca linea directa, que tengo los quince intactos... púes así estaba en la entrada del cine...).

Hemos llegado pronto, la última vez que fuimos y estaban a ese precio las entradas, nos tuvimos que ir de la cola que había, no llegábamos a la sesión ni que nos coláramos. Hemos tenido 20 minutos de tranquilidad, nos hemos hecho la ilusión de que estaríamos solos toda la sesión, (que dicho sea de paso, no sería la primera vez, aunque claro, pagando 9 euros por cabeza... Como dice Aitor Zarate, gran economista, si hay dos colas y en una no hay nadie pero te cuesta dos euros y la otra está llena, que da tres vueltas a la manzana pero es gratis, mejor paga los dos euros, el resto del tiempo que perderías en la segunda cola, puedes recuperarlos aprovechando mejor ese tiempo), pero ha llegado todo el mundo a la vez, como en bandada, como... ¿preparados? ¿listos? ¡ya!... incluso los hay que han llegado cuando la película llevaba cinco minutos, poco previsores... y no habrán entendido alguna cosilla que han dicho después... pero esos son de los que van al cine a hablar, que bien podrían ir a tomar un café, les saldría más barato y a mi me dolería menos la úlcera estomacal...

Nos han dado asientos en la penúltima fila, y al principio sólo teníamos detrás a una pareja motera, pero a su lado se han sentado, con los cinco minutos de rigor de retraso, una mujer con un niño, que por si solo no es nada malo, ni fuera de lo común, yo he llevado dos niños... ¡¡¡¡¡Pero los míos están bien educadosssssss!!!!!!! No porque los haya educado yo, que también, si no porque les gusta el cine y van a ver la película. Pero esta mujer quería ir al cine ella, y ha arrastrado al niño, que desde el minuto 6 ha empezado a hablar como si estuviera en el salón de su casa, a saltar por los asientos, a comer con la boca abierta (¿que como lo se? porque ese ruido es imposible de hacer con la boca cerrada), la mujer a sacado una bolsa de plástico (que he pensado... hombre con salir del cine es suficiente, no hace falta que lo ahogue... pero no, era...) para comprobar la compra, que ha sacado el tiquet, no se si vería algo, y luego, con todo el crsh, brsh, rsths... a vuelto a guardar la bolsa, el niño se ha puesto de pie cien veces, la motera ha tenido que coger el casco porque el niño le daba patadas, nos daba patadas a nosotros en el asiento, seguía gritando, (¿que ha pasado?.... pregunta el niñito.... pregunta que si estuviera viendo la película no debería haber formulado, y la madre se lo explica) ni un "shhhh, estate quieto" o un "más bajito" o un "portate bien" que va.... con tol chochazo espanzurrao, que ella estará acostumbrada al ruido de su hijo y lo podrá pasar por alto, pero los demás no... Vamos que me ha dado la película y yo he tenido mis momentos en mi imaginación:

-Señora o educa a su hijo o le educo yo, y no le va a gustar...

-Señora o hace que su hijo se esté quieto o lo ato...

-Señora le juro que parecerá un accidente...

-Señora haga que pare o le cuento lo de los reyes magos, usted decide....

En mi mente tooooodo, no soy tan cruel, pero esos pensamientos me daban ánimos para de verdad, no hacer una locura.

Cuando faltaban solo 15 minutos para acabar, no podéis decir que no haya tenido paciencia, esta vez la he tenido y muchooooo, la duración de la película es de 121 minutos... calculad... Me han dado ganas de levantarme y ponerme directamente delante de la señora y decirla, "me ha dado por saco todo la peli, ahora se va a quedar sin ver el final", pero.... tampoco lo he hecho... mi frustración seguía creciendo dentro de mi y para más inri, hoy es el primer día en el que no me he fumado ni un solo cigarro... ni unooooo, que lo que me ha costado el tratamiento para dejar de fumar, ya esta bien, no me quejo, pero sumadlo todo, niño insoportable + madre chochona + pagar la entrada con economía ajustadiiiiisima + nada de nicotina = ¡¡¡¡¡¡BBBOOOOOMMMMMMM cerebral!!!!!! y en una de esas patadas que ha dado contra el asiento estando de pie y de espaldas a la pantalla, que casi me como la caja de palomitas del de delante, (solo la caja, porque ya no le quedaban palomitas), ya se me han hinchado los cojones y le suelto:
-¡Ya esta bien, hostias! - como veis no he sido demasiado agresiva, al fin y al cabo es un p... perdón, un niño.
La mujer toma contacto con la tierra y parece que se da cuenta de que me he dirigido a ella y a su retoño y le dice:
-Siéntate - y mirándome a mi - Cálmate, ¿eh?
Buufffff..... Bufffff..... Buffff........ (imagen de toro enfurecido)
-¿Calmarme? ¡Me ha dado toda la película, si no sabe comportarse en el cine, no lo traiga, a ver si aprende a controlarlo, mal educada!

Ni me ha contestado, ha seguido mirando la película y el niño ha seguido dando por culo, pero ha perdido el culo en salir de la sala, antes de que salieran los créditos, perdiéndose así, los dos últimos minutos, (total, ya se había perdido los cinco primeros... que mas da...), puede que no quisiera que los moteros les estamparan los cascos en la cabeza, otros que han tenido la paciencia infinita, que los pobres hacían como yo, solo los miraban, que por dentro puede que estuvieran pensando cosas peores que yo, nunca lo sabré, pero cuando la he "regañado" asentían, como dándome apoyo moral.

Nunca entenderé porque somos más educados los que nos comportamos en el cine, frente a los que no saben comportarse y nos dan la película, parece mentira que nos de vergüenza tener que llamarles la atención, cuando tendrían que sentirla ellos... Pero somos así de bobos... Puede que la próxima vez me arme de valor y me ponga de pie delante o simplemente me plantee dejar de fumar un día que no tenga que convivir con otra gente...

lunes, 11 de agosto de 2014

S.O.S Me han abducido los extraterrestres

Por motivos que no vienen al caso, hemos tenido que salir de casa escopeteados, de viaje. Preparo la maleta precipitadamente, con esa sensación constante de "seguro que me estoy dejando algo"...

Según avanzamos kilómetro a kilómetro adentrándonos por la carretera, voy viendo como las formas autóctonas del lugar van cambiando... Nada más llegar a la salida de la autopista tengo la primera visión clara de que estoy saliendo de la civilización para adentrarme Dios sabe donde... Nos encontramos con un espécimen que va más perdido que un colibrí en un desierto, y notamos a la legua, que no sabe interpretar los símbolos luminosos que aparece ante él, se ha colocado en la única fila que hay cola y viendo su error pone marcha atrás mientras gira pero sin mirar, y nosotros estamos llegando, maniobra que nos obliga a pitar y a hacer un movimiento brusco con el coche para apartarnos, se nos echa encima... Y yo que soy toda dulzura y buen carácter casi me vierto por la ventanilla, mientras hago gestos con manos y brazos (con los pies no puedo, no me llego, si no también...) y le digo:
-¿Es que no ves o qué? - como supondréis mi tono de voz es armonioso y encantador...
El susodicho cambia su cara de asombro y miedo, tras el pitazo, a uno de indignación, por mis gestos, ¿cómo se me ocurre aludir a su falta de pericia visual, o lo que es peor, al volante? y como macho de la España profunda que es y para no quedar mal delante de la fémina que le acompaña, y haciendo alarde de una elocuencia fuera de lo común, me dice mientras echa los hombros hacia delante, tratando de parecer amenazador:
-¿Qué?
Y yo:
-¿¿¡¡Cómo que qué!!?? ¿Qué si no ves?
Y él otra vez, con exactamente el mismo gesto:
-¿Qué?
Que yo ya no se si es que no sabe decir otra cosa, o hemos quedado presos de una conversación besuguil, y para acabar con ese bucle, que se me antoja infinito y casi fuera completamente de la ventanilla le suelto:
-¡¡¡A mi no te me pongas chulo que te pongo las gafas de lentillas!!!
Un día de estos en uno de mis arrebatos me voy a encontrar con un orangután de dos por dos metros, con brazos como troncos, que me va a poner la cara que pitufina a mi lado no será nadie... Pero en este caso el tío se encoge en el asiento y podemos seguir el trayecto.

Pero si llego a saber que tras esa autopista me esperaba una dimensión desconocida para el ser humano, me hubiera quedado a tomar un café con el de las lentillas.

(Poned en vuestra mente la canción de empiece de "Más allá del límite", por lo de ponernos en situación y dar ambiente)

Entramos por una calle mal iluminada, que al final se intuyen unas luces decorativas, al acercarnos vemos que pone: "Feilces Flestus", eso me da una pista de que a lo mejor con mi castellano fluido no me voy a desenvolver del todo bien...




El cartel da paso a un espacio más o menos llano, (bueno quien dice llano, dice un poco desigual, bueno en realidad es donde confluyen las cuatro únicas calles y han puesto una fuente y unos bancos), donde se han concentrado la mayor parte de los lugareños, que como conejos alumbrados por los faros de los coches, se quedan inmóviles, imposibilitando el avance, van girando las cabezas en nuestra dirección... me siento observada... No sabemos como proseguir, sin arrollar a unos cuantos. Van vestidos con lo que parece ser el uniforme oficial, una camisa rosa con una inscripción "peña la parrilla", sin botones, que la mayoría lleva atada a la cintura, por encima del ombligo, dejando a la vista una ristra de tripas más o menos cerveceras y unos escotes de lo mas sugerentes si no fuera por la cantidad de vello corporal que asoma, todos llevan como complemento un utensilio plástico, lleno de un líquido, que creo que es lo que les motiva y les da una especie de energía giratoria o como poco desequilibradora, (aunque no se si el encorvamiento general es debido al líquido o a la postura corporal impuesta). Nos envuelve un sonido estridente y atronador, que hace que me sangren literalmente los oídos, donde una mujer, que no se muy bien si esta cachonda o agonizando, que dice algo sobre que esta loca, ciega y sordomuda, luego un chico que llora, a ritmo de salsa suave o pop italiano, porque Laura ya no esta, y un tal Paco anda desesperado pidiendo un chocolate, que ya puestos podría pedir también unos churros para acompañar. Deduzco que el artífice de dicho sonido es un espécimen joven, vestido de acuerdo con los estándares estipulados y que luce orgulloso el complemento especial por excelencia, una especie de ovni de color negro enroscado a la cabeza.

Una vez conseguimos aparcar el coche y apearnos, poco a poco, una mole de color rosa, que cualquiera podría confundir con un grupo de zómbies de "the walking dead", nos rodea murmurando, como en la película de Poltergeist:
-Venid a la luuuuzzzz
-Venid con nosotrosssss
-La luz es vuestra amigaaaaa
-La luzzzzz.... La luzzzzzz....
Como polillas alli que vamos, y saludamos integrándonos lo mejor que sabemos, imitando los sonidos cacofónicos que emiten, con un movimiento de cabeza y un golpe en el hombro, que ganas dan de denunciarlos por mal trato al visitante:
-¡EH!
-¡Eh! - contesto.
-¡EH!
-¡Eh! - contesto y me pregunto, que pasaría si dijera ¡Ah!...

Llegados a este punto empiezo a sospechar definitivamente, "nos han abducido los extraterrestres y están haciendo las pruebas de adaptación aquí".

Como comprenderéis esta noche no he dormido demasiado, a las seis de la mañana aún tenía los ojos cual búho de caza, aunque eso también puede ser por un perro que se ha pasado la noche ladrando y aullando como si no hubiera un mañana, y no por cuestiones de sugestión.

Dicen que esta noche vamos a adentrarnos más en el monte para ver una lluvia de estrellas, no se si será verdad o es solo una estrategia para que no vea que vienen más seres a invadirnos, pero por si acaso y con el fin de poder informar a los americanos, que son los que están preparados para estas emergencias y se que me creerán y que siempre solucionan este tipo de sucesos y hasta su presidente se lo toma en serio, me dispongo a infiltrarme esta noche, aun en mi propio riesgo, (no me deis las gracias, soy así de altruista), para investigar.

Si no vuelvo a escribir, ya sabéis... me habrán abducido o convertido... avisad a Obama (a Rajoy no, por favor, que sospecho que es uno de los suyos).