lunes, 15 de junio de 2015

Como sobrevivir a un marido que te quiere cap.4

Que rabia me dan ciertas cosas, ciertas actitudes. Tengo una fama de borde que no me la quito ni que me empurpurine cada día, me ponga flores de colores en el pelo o ponga voz de repipi cursi… Vale… sí, lo soy, soy borde, pero no es mi única cualidad, pero creo que tengo más fama de la que merezco. Hoy por ejemplo, recién levantada, si tengo un despertar natural, cuando mi cuerpo decide que ya ha descansado suficiente, soy un amor de persona, pero si me tengo que levantar por obligación, y con un sonido desagradable de fondo, como es el sonido de un despertador, mi humor no es el mejor del mundo, pero si tu no me hablas en un rato o al menos no me avasallas a preguntas y me tomo mi cafecito, en nada soy una persona normal y hasta encantadora.

Mi marido lo sabe, pues el día que tiene ganas de tocarme los coj… la moral, lo consigue…  A pesar de haber mejorado mucho mis despertares y que en el 95% de las veces no me pongo borde, si yo no me puedo poner de mal humor, tu tampoco, no puedo ser una balsa de aceite y que él me grite lo que le dé la gana, me resople, chasquee la lengua, ponga los ojos en blanco y me hable como si tuviera la culpa de que le pasen cosas que no le gustan. ¡NO! Y luego no se puede quejar cuando , habiéndole avisado, dos veces, para ser exactos, de que no me ladre, me ponga de un humor de perros y le caiga un aguacero encima. Quieres arroz catalina…? Pues toma… no me toques las narices que me sobra ovarios.

¿Qué hago cuando me mosqueo? Limpio… Tengo la casa que te cagas, en una mañana todo listo, y aquí viene la segunda parte…

Se pone a recoger la cocina, como yo limpio, y ya le he dejado claro que ahora que me ha puesto de mal humor, se jode y se aguanta, se pone a recoger la cocina, le digo que no lo haga, ni puto caso, sigue poniendo el lavavajillas y yo me sigo poniendo peor… Parece que lo hace aposta, hace siglos que pongo el lavavajillas y las cosas ya casi van solas a su sitio. No, no soy una maniática, es que, por ejemplo, si luego hago un bizcocho y uso cierto bol, si los vasos están colocados a mi modo en la bandeja superior, luego no tengo que cambiar nada de sitio, porque queda perfecto, los platos tengo que colocar uno grande y luego uno pequeño porque si no, cuando entra el agua, se juntan y el de atrás no queda limpio, etc… Queda claro que no son manías, si no que todo tiene un por qué?, pues mierda pa mi… lo pone todo al revés, unas cosas aquí otras allá, sin ton ni son, y me va calentando más que si estuviera tocándose las narices en el ordenador, que es, en realidad lo que quiere hacer, pero como también esta mosqueado, se cree que así me hará callar… Como si no me conociera… No me vale de una nada que lo haga, si luego tengo que sacarlo y volver a meterlo yo. Que esa es otra, “Encima que te ayudo”

¡¡¡¿¿¿PERDONA???!!!
¿Cómo que encima que te ayudo? Esa frase me transporta a un horizonte muy lejano, donde el cabreo es el estado emocional más suave…  Si yo te pido ayuda, vale, no digo nada, mientras quede bien, (Que esa también me la he oído, “si no te gusta como lo hago, hazlo tú”, no bonito, no. A mí me da igual como lo hagas, no es el modo, es el fin, tiene que quedar limpio, porque hacerlo para nada es tontería, una pérdida de tiempo y una solemne estupidez, así que nada de excusas baratas, ni de métodos disuasorios de, si lo hago mal, no lo haré más y se encargará ella, no, no) me da igual que lo haga haciendo el pino, que empiece por lo que para mí sería el final, o que salte a la comba, mientras el resultado sea el esperado no me meto. Pero si yo no te pido nada, es más, te pido que no hagas nada y aun así “por mis cojones, dos”, o a mi modo o a ninguno, ya que es doble trabajo para mí y como coletilla, no me sueltes que me ayudas, estoy limpiando porque estoy cabreada, no porque sea mi obligación, y tenga que darte las gracias si un día de cada mil pones el lavavajillas. Que luego encima me descubro diciendo, “Tengo suerte, porque no se le caen los anillos si alguna vez hace la cocina o el baño” No te jode… No me importa que no lo haga, pero no tengo que lamerle el culo y estar eternamente agradecida por hacer algo que yo hago sin que nadie lo perciba y sin que nadie me dé las gracias por ello. Pero es que es verdad, viendo ciertos especímenes por ahí, encima no me puedo ni quejar, que el mío está un paso más para acá que para allá del machismo!

Cuanto nos queda aún para la igualdad… No me refiero a que las mujeres seamos superiores, como dice el feminismo, no, fuera el machismo y fuera el feminismo, que de verdad sea igualdad, que estemos a la misma altura, en el mismo baremo, que a nadie le sorprenda que un hombre se quede en casa de amo de casa y cuide a los hijos, mientras la mujer trabaja fuera, que ahora tanto se usa en anuncios sentimentaloides para comprar bebidas, no debería tocarnos la fibra y enternecernos ver algo así, lo deberíamos ver como normal y cotidiano, o que las tareas del hogar sean realmente de los dos miembros del hogar, y no tengamos que decir que suerte tengo con mi marido que limpia u oír,  mira que vago, él en casa y ella trabajando fuera manteniéndolo…

Que me voy de tema, la cuestión, que me he enfadado porque me ha ladrado y luego yo le he recolocado los vasos del lavavajillas, pero en conclusión tenemos la casa ahora mismo que podemos comer en la taza del bater.

Voy a ver si hacemos las paces, que tengo hambre….

1 comentario:

  1. Hacía días que no te leía...sigo pensando que eres mejor que el hipérico y el triptófano juntos...antidepresivo natural en estado puro :)

    ResponderEliminar