miércoles, 20 de agosto de 2014

Como Sobrevivir a un Marido que te Quiere

Todas las mujeres tenemos cosas en común, nos gusta el chocolate, o no, nos gusta cocinar, o no, nos gusta ir de compras, o no, pero algo que tenemos en común por encima de todo, es un hombre en nuestra vida, puede ser el marido, el padre, el hermano, el novio, el ligue de turno, pero ahí esta: el hombre.

Ahora mismo me voy a centrar en mi marido, si estas casada te sentirás identificada, con un matiz aquí o allí, pero seguramente te veas, si es el novio pero vivís juntos es lo mismo que estar casada y si compartes hipoteca pa que más, si sólo es novio pero residentes uno en Tomelloso y otro en Torrelodones, lo vivirás, si estás divorciada dirás "este es uno de los motivos del divorcio" y si estás viuda los echarás de menos. Pero en todos y cada uno de los casos, lo reconocerás y supongo que indentificada te sentirás (y rimando que me ha salido).

¿Son todos los hombres iguales o a mi me ha tocado el gordo de navidad, con Papá Noel incluido y el sorteo del niño? Que yo sé que me quiere (y yo a él, no hay que decirlo, si no, con el caracter que yo tengo... aunque ya veréis como él también tiene el suyo, pero no lo muestra... lo guarda sólo para mí... ¿Para hacerme sentir especial?... mejor no contesto a esto), que yo se que no siempre lo hace con mala intención, es que él es así, la frasecita se las trae... es así... y yo soy asá ¡no te jode! ¿eso que quiere decir? ¿que son lentejas? pues me niego a creerlo, la esperanza es lo último que se pierde, y tengo la firme esperanza de que a lo mejor a los noventa años ya no me haga ciertas cosas o al menos que me importen un pepino en comparación con la artrosis o llevar un pañal para dormir, y sobrevivir así a un marido que me quiere.

Muchas de las cosas no tienen mayor importancia normalmente, esos días que te levantas con el pie derecho, que te miras en el espejo y te ves el guapo subido, que el sol brilla, las nubes se levantan, los pajarillos cantan... Pero hay días.... hay días en los que lo estrangularías con saña y con gusto, con premeditación y alevosía, vamos que cualquier jurado decente te declararía inocente por enajenación mental transitoria con motivos.

Muchas veces con compartirlo con otras mujeres es suficiente, se crea un compañerismo tetil fuera de toda duda, unidas contra un enemigo común, al que despellejamos sin piedad, y le echamos la culpa, incluso, del calentamiento global, aunque el pobre use roll-on y recicle. Otras veces decides pasarlo por alto porque... ¿Para que discutir? y otras dices... pues lo voy a escribir en el blog, ¿porqué? por que yo lo valgo, (ya le dejaré que ponga la réplica... si se atreve... aunque no creo que yo le dé demasiados motivos... ya sabéis, soy toda calma, amabilidad, amor y ternura... ¿qué motivos podría darle yo? amos, amos...), así que iré por capítulos, es que si os lo tengo que poner tooooodo en una sola entrada.... escribo directamente un libro...

Primero, antes de meterme en materia os tengo que contar una pequeña cosita... sé que mi marido no es el único que sabe como meter la pata hasta el fondo, y el mejor ejemplo que tengo es que su progenitor, es decir, su padre, ya tiene un talento innato para estas cosas, y claro... lo debe llevar en los genes... (espero que se salte una generación y mis hijos no lo tengan o que estos hayan salido a mi...), el día que me contó esto creí que me moría y aún no entiendo como sigue vivo:
Resulta que en la época en la que se conocieron mis suegros, aquellos años en los que aun iban en burro, con alpargatas y Jesucristo rondaba por la tierra.... hace siglos, vamos; no había internet, ni móviles, ni mucho menos whatsapps, así que mi suegra en un alarde de romanticismo, le mandó una carta de amor... oohhhhh (todos enternecidos, que tiempos más bonitos), sí, muy bonito... ¡hasta que mi suegro se la devolvió con la respuesta y la carta llena de rojo con la corrección ortográfica correspondiente! Mi suegra no volvió a escribir una carta en su vida y mi suegro sólo las recibe por parte del banco, pero siguen juntos.... misterios de la vida, porque os aseguro que aprender, no ha aprendido, si le manda ahora otra carta, se la volvería a corregir....

Con todo mi cariño, te lo dedico mi amor... (tengo los dientes cerrados....), porque ya que no vas a aprender, y dudo que vayas a cambiar, al menos te rías un rato de lo que me haces pasar por amor.

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